miércoles, 9 de septiembre de 2015

“PRESENCIA DE JESÚS EUCARISTÍA EN NUESTRAS COMUNIDADES”

 “... pero llega la hora y es ahora mismo, cuando los que de deberás adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran” (Juan 4, 23)


SANTO JUBILEO EN JESÚS DE LA MISERICORDIA

Desde el 11 de agosto y hasta el 09 de octubre del año en curso, las parroquias de la Vicaría Episcopal “Nuestra Señora de Guadalupe” de la Diócesis de Texcoco, llevan a cabo el jubileo circular de las 40 horas como cada año.


En esta ocasión toco el turno a la parroquia Jesús de la Misericordia quien lo recibió el día  sábado 05 de septiembre a las 17:00 horas, procedente de Santa Elena de la Cruz; ambas comunidades se encontraron y con sus párrocos a la cabeza caminaron en procesión hasta el templo, allí se celebró la Eucarística; en su homilía el Pbro. Alfredo Valencia Martínez párroco de Jesús de la Misericordia invito a los presentes a alegrarse por la presencia de Jesús Eucarística a quien debemos adorar, agradeció al Pbro. Eusebio Ramos Rodríguez y su comunidad, se elevó una oración por los presentes y se concedió la indulgencia plenaria.


El Santísimo estuvo expuesto en la capilla Inmaculado corazón de María y Templo Parroquial siendo visitado por los fieles de la comunidad hasta el miércoles 09 de septiembre, ya que a las 17:00 horas de este día se entregó en procesión a la parroquia San Martín de Porres.



Allí fue recibido por dicha comunidad dirigida por el Pbro. Francisco Oliva Calva, Decano y párroco, quien comento en su homilía: convocación es jubileo, es vivir un tiempo de gracia, de reconciliación, de búsqueda de la paz y de perdón de los pecados, haciendo penitencia, orando y adorando a Jesús Sacramentado durante cuarenta horas, en memoria del tiempo que el Salvador del mundo permaneció en el sepulcro; ofrezcamos pues la indulgencia plenaria que la madre Iglesia nos regala por el hermano afligido, necesitado, enfermo, encarcelado, en tribulación o por un difunto que murió sin confesión, explicó el padre.


Desde antiguo se celebraban los jubileos, era un tiempo dedicado de un modo particular a Dios. Cada siete años se llamaba el "año sabático"; y cada cincuenta era el "año jubilar" –más solemne-. Como signo de fiesta se dejaba reposar la tierra, se liberaban los esclavos, se perdonaban las deudas. El objetivo de celebrar un año jubilar, era para devolver la igualdad entre todos los hijos de Israel. El año jubilar debía servir para el restablecimiento de la justicia social. (Cf. Ex 23, 10-11; Lev 25, 1-28; Dt 15, 1-6).    

    
A partir del Nuevo Testamento, el Jubileo adquiere su verdadero y pleno significado: Jesús de Nazaret fue un día a la sinagoga de su ciudad y se levantó para hacer una lectura, leyó, del Profeta Isaías, el siguiente pasaje: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me consagró. Me envió a traer la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos su libertad y a los ciegos que pronto van a ver. A despedir libres a los oprimidos y a proclamar el año de la gracia del Señor" Y añadió: "Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar".  (Cf. Lc 4,16-30)



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